Historia del Autódromo
El Autódromo de Sitges, también conocido como el Autódromo de Terramar debido a su ubicación, es una joya histórica del automovilismo. Aunque su emplazamiento se encuentra en el municipio de Sant Pere de Ribes, está muy cerca de Sitges, lo que lo convierte en un atractivo local. Fue inaugurado en 1923 y funcionó hasta mediados de los años 50, cuando tuvo que cerrar sus puertas debido a problemas económicos.
La inauguración del circuito fue todo un acontecimiento, con la presencia de figuras destacadas como Alfonso de Borbón y Battenberg, entonces Príncipe de Asturias. Su diseño ovalado, inspirado en los circuitos americanos, y su firme de hormigón, con una longitud exacta de 2 kilómetros, lo convirtieron en una infraestructura pionera en España.
El proyecto fue impulsado por Francesc Armengol, un empresario de Sabadell, aunque posteriormente pasó a manos de otros propietarios que no consiguieron hacerlo rentable. La falta de público y patrocinadores fue un obstáculo insalvable, y el autódromo solo albergó un Gran Premio de España, celebrado en 1923. En esa ocasión, el piloto Darío Resta se coronó campeón al volante de un Talbot.
Curiosidades del Circuito
A pesar de sus dificultades y abandono, el Autódromo de Sitges es considerado un hito histórico del automovilismo. Fue el primer circuito construido en España, el tercero de Europa (después de Brooklands en Inglaterra y Monza en Italia) y el cuarto del mundo, junto a Indianápolis en Estados Unidos.
La construcción del circuito fue una auténtica proeza, completada en tan solo 300 días. Hoy en día, el récord de vuelta lo ostenta Carlos Sainz, quien en 2012 recorrió el circuito en poco más de 42 segundos con un Audi R8 LMS, alcanzando una velocidad media de 170 km/h. Sainz superó el récord establecido en 1923 por Zborowski Miller, vigente desde la inauguración del circuito.
Uno de los elementos más singulares del autódromo son sus espectaculares peraltes, que alcanzan inclinaciones superiores a los 60 grados en algunos tramos. Estos desniveles requieren un equilibrio perfecto entre velocidad y control, ya que tomarlos demasiado despacio puede hacer que el coche descienda peligrosamente, mientras que un exceso de velocidad puede provocar una salida de pista.
Otra curiosidad es que el Autódromo de Sitges-Terramar es uno de los pocos circuitos en el mundo que conserva su trazado y firme original de hormigón, una característica única frente al asfalto moderno.
El circuito también fue escenario de eventos originales, como desafíos entre coches y avionetas en los años 30. En 1956, albergó 60 kilómetros de una etapa de la Volta a Catalunya, el último evento oficial celebrado en sus instalaciones.
El presente y el futuro del Autódromo
Actualmente, el Autódromo de Sitges-Terramar se encuentra en un estado de semiabandonado, con claros signos de deterioro en la pista y el entorno. Sin embargo, de vez en cuando se organizan eventos deportivos en los que los aficionados al motor pueden experimentar el trazado histórico.
En años recientes, se presentó un ambicioso proyecto para rehabilitar el circuito, que incluía la restauración de la pista, la construcción de un hotel de cinco estrellas, apartamentos de lujo, una zona de karting, un museo, un centro comercial, y otras infraestructuras. No obstante, a día de hoy, ninguna de estas iniciativas ha llegado a materializarse.
Cómo llegar al Autódromo desde el Hotel Calipolis
Si estás alojado en el Hotel Calipolis, llegar al Autódromo de Sitges-Terramar es muy sencillo:
En coche o taxi: Es la opción más cómoda, ya que el circuito está a solo 2,8 km del hotel, lo que equivale a un trayecto de unos 6 minutos.
En transporte público: A 200 metros del hotel, en el Passeig de Vilanova, encontrarás las paradas de MON-BUS y e16, que te llevarán hasta la carretera C-246a. Desde allí, un corto paseo de 200 metros por el Passeig Espanya te llevará hasta la entrada principal del circuito.
A pie: Para los que disfrutan de caminar, es posible llegar al autódromo desde el hotel en poco más de 30 minutos, disfrutando del paisaje en el camino.
El Autódromo de Sitges-Terramar es más que un circuito de carreras: es un tesoro histórico que combina ingeniería, velocidad y el espíritu de una época dorada del automovilismo. Si te apasionan los coches o la historia, esta es una visita obligada durante tu estancia en Sitges.